Noticias
Noticas sobre el trastorno de la personalidad por evitación, timidez y fobia social.
- Detalles
- Categoría: Noticias
Los padres de Nicolás nunca dieron mayor importancia a lo que ellos calificaron como una excesiva timidez. ¡Ya se le pasará cuando madure! decían, no hay que obligar al chaval a relacionarse si no se siente cómodo.
El hecho de que Nicolás fuera hijo único les servía también como explicación a esa timidez que sus padres empezaron a notar en las reuniones familiares cuando, de niño, Nicolás era muy reticente a jugar con sus primos. Claro, pensaba su madre…él está acostumbrado a estar solo en casa y muy tranquilo con sus libros y sus juguetes y, de repente, se encuentra con una pandilla de niños gritones que no paran de correr y de alborotar. Es normal que se sienta sobrepasado, ¿quién no?
Así transcurrió la infancia y adolescencia de Nicolás: rodeado de muy pocos amigos, con los que apenas salía un par de veces al mes para ir al cine o a tomar algo. Cuando salía era casi porque “le obligaban”. Por esa época todavía sus padres veían muchas ventajas a la exagerada timidez de su hijo: “así nos quitamos la preocupación por la tontería de los botellones” decían. Si el chico es feliz así, ¿qué le vamos a hacer? ¡un joven que disfruta estando con sus padres! para nosotros es más bien un regalo caído del cielo.
Los padres de Nicolás siempre usaban esa idea para justificar la timidez de su hijo. Él es feliz así. Pero la realidad es que jamás le preguntaron a él. Jamás sospecharon que detrás de ese comportamiento había muy poca felicidad y mucho sufrimiento.
A los 32 años, Nicolás se había convertido en un adulto muy introvertido. Esos rasgos se fueron acentuando con el paso del tiempo. Después de tres años trabajando en un despacho de abogados tuvo suficiente autonomía para irse de casa, así que decidió alquilar un piso en el edificio de enfrente de sus padres.
Un día, al regresar a casa del trabajo, Nicolás sintió que el corazón "se le disparaba". Sintió una presión tan fuerte en el pecho que creyó que se le iba a parar. Trató de respirar, pero sentía que le faltaba el aire. Pensó que iba a perder el conocimiento y creyó que lo más sensato que podía hacer era llamar a emergencias y a sus padres.
Nicolás acudió a la consulta de un psicólogo derivado con carácter urgente por el médico de atención primaria después de sufrir un ataque de ansiedad. En esa primera cita, Nicolás explicó que últimamente se sentía triste, apagado y muy incómodo sobre todo cuando estaba rodeado de gente. Solo se sentía bien cuando llegaba a casa y se tumbaba a ver la tele solo en el sofá. Nicolás relató al psicólogo cómo había sido su vida social desde niño: desde que recordaba, había vivido evitando el contacto con los demás. Siempre prefería estar solo. Eso se había mantenido hasta la edad adulta. Nunca había tenido amigos íntimos y, a lo largo de los años, fue notando que cada vez le era más difícil relacionarse y conocer a personas nuevas. Nicolás reconoció que se veía incapaz de relacionarse por temor a ser rechazado por los demás, a no ser aceptado y a hacer el ridículo.
La crisis de ansiedad de Nicolás se relacionaba con una propuesta de ascenso en el despacho de abogados en el que trabajaba. La misma semana del ataque,le habían ofrecido un nuevo puesto en el que tendría que acudir a reuniones con clientes importantes a diario e incluso viajar.
Ante el asombro de su jefe -que veía mucho potencial en él y que creía que precisamente ese nuevo puesto le iba a ayudar a enfrentarse a su timidez- Nicolás dijo que tenía que tomarse unos días para pensarse lo del ascenso. Desde entonces, su cabeza solo estuvo ocupada en tratar de encontrar un argumento que sonara razonable para rechazar ese nuevo puesto. Incluso pensó en inventarse que su madre estaba enferma.
Más allá de la timidez: el trastorno de personalidad evitativo
Después de varias pruebas, Nicolás fue diagnosticado de trastorno de personalidad evitativo (TPE). Cerca de un 1% de la población sufre trastorno de personalidad evitativo, que se caracteriza por presentar una tendencia al retraimiento social.
Los padres de Nicolás se sintieron culpables por no haber puesto remedio antes a la timidez de Nicolás, pero la realidad es que nunca creyeron que su hijo sufría por ello hasta ese punto.
Los expertos insisten en que conocer la existencia de este trastorno de la personalidad y sus principales síntomas, puede ayudar mucho en la detección precoz del problema. El caso de Nicolás es un buen ejemplo de cómo las expectativas de sus padres y su desconocimiento sobre que podía haber una patología asociada a su temperamento retraído, influyeron a la hora de retrasar el inicio del tratamiento. Nunca se les ocurrió llevar a su hijo al psicólogo. Normalizaron. Pensaron que no había un problema y, lo que es peor, pensaron que Nicolás era feliz así, viviendo en su mundo.
Qué es el Trastorno de personalidad evitativo
Como explica el profesor de psiquiatría de la Universidad de Arizona (EEUU) Andrew Skodol, “El trastorno de la personalidad por evitación se caracteriza por eludir situaciones sociales o interacciones que impliquen un riesgo de rechazo, crítica o humillación”.
Lo característico de estos pacientes es que sufren, porque añoran la interacción social, de hecho, suelen ser personas con una gran sensibilidad hacia los sentimientos de los demás y suelen presentarse como personas muy condescendientes, amables, consideradas y con empatía personal. Pero debido a este miedo al rechazo, limitan sus interacciones con la gente, tienden a ser relativamente solitarios.
Esto tiene un efecto muy negativo en su bienestar emocional. Además de que suelen tener una baja autoestima, carecen de una red social que podría ayudarles cuando lo necesiten. Una persona con este trastorno de la personalidad está desatendiendo una de las necesidades básicas del ser humano -las relaciones sociales- que describió el psicólogo humanista estadounidense Abraham Maslow a mediados del siglo XX en su famosa pirámide de las necesidades humanas.
Cómo se diferencia una persona con TPE de una persona tímida
La idea general es -como en todos los trastornos de la personalidad- que normalmente se dice que hay psicopatología cuando un rasgo se convierte en patológico, es decir, cuando un rasgo hace que una persona sufra y que no pueda funcionar bien en su vida. La timidez puede ser muy molesta e incómoda para quien la sufre, pero no tiene porqué ser un trastorno de la personalidad.
De hecho, los criterios diagnósticos de un TPE son estrictos en ese sentido.Según la guía DSM-5, (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, APA, 2013) los criterios que deben cumplirse para poder diagnosticar el trastorno de personalidad por evitación, son que los pacientes deben tener un patrón persistente de alejamiento del contacto social, sentirse inadecuado, e hipersensibilidad a la crítica y el rechazo. Este patrón debe manifestarse junto a 4 o más de los siguientes elementos:
- Evitación de actividades relacionadas con el trabajo que impliquen contacto interpersonal, porque temen que van a ser criticados o rechazados o que la gente los desaprobará
- Falta de voluntad para involucrarse con la gente a menos que estén seguros de que serán apreciados
- Reserva en las relaciones personales porque temen al ridículo o la humillación
- Preocupación de ser criticado o rechazado en situaciones sociales
- Inhibición de las nuevas situaciones sociales porque se sienten inadecuados
- Una visión de sí mismo como socialmente incompetente, poco atractiva, o inferior a los demás
- Renuencia a asumir riesgos personales o a participar en cualquier actividad nueva para no sentir vergüenza
Otro de los requisitos a cumplir para poder diagnosticar un TPE es que los síntomas deben haber comenzado en la edad adulta temprana. Como en el caso de Nicolás, el comportamiento de evitación se suele iniciar durante la infancia con vergüenza, aislamiento y temor a los extraños y a situaciones nuevas.
“Los pacientes que de adultos van a desarrollar el trastorno de personalidad evitativo se vuelven cada vez más vergonzosos y evitadores a lo largo de la adolescencia y al principio de la edad adulta, cuando las relaciones sociales con gente nueva se hacen especialmente importantes”, como explica Rubén Muiños en la guía de Psicopatología clínica de la Universidad Oberta de Catalunya.
El trastorno de personalidad evitativo sí se cura
Según el DSM-5 (APA, 2013), el trastorno evitativo en los adultos tiende a hacerse menos evidente o a remitir con la edad. Además, existe tratamiento.Este se centra en la terapia cognitivo-conductual focalizada en las habilidades sociales. Suele funcionar bien la terapia individual que tiene en cuenta las hipersensibilidades del paciente hacia los demás.
La farmacoterapia eficaz incluye antidepresivos y ansiolíticos que ayudan a reducir la ansiedad lo suficiente como para que los pacientes puedan exponerse a nuevas situaciones sociales. La idea que trasmiten los profesionales de la salud mental es que un trastorno de la personalidad como este sí tiene solución, siempre y cuando la persona que lo sufre manifiesta la firme voluntad de curarse y se implica en el tratamiento.
Fuente: NIUS.
- Detalles
- Categoría: Noticias
Para algunas personas hacer amigos o ir a una fiesta puede ser la cosa más simple del mundo, sin embargo, no todos tienen la fortuna de poder lograrlo de la misma manera. De hecho, para ciertas clase de gente las situaciones sociales son en una verdadera pesadilla de la que quieren escapar lo más rápido posible.
El miedo a ser rechazado y quedar en ridículo puede más que la necesidad de tener contacto con otras personas, por lo cual prefieren el camino de la soledad segura.
Aunque estos síntomas suelen ser considerados comúnmente como timidez, la verdad es que se trata de un problema mucho más serio que eso, y no muy fácil de explicar en voz alta. Existen varios desordenes psicológicos cuyos síntomas están relacionados con inhabilidad de entablar relaciones interpersonales, pero uno de los más complejos es el trastorno de la personalidad por evitación (APD por sus siglas en inglés).
“Este trastorno de la personalidad está caracterizado por una extrema inhibición social, sentimientos de inadecuación y sensibilidad aguda al rechazo real o percibido. Si bien la mayoría de la gente tienen sentimientos de inseguridad, para las personas con este trastorno esas sensaciones son extremadamente intensas y afectan negativamente su vida cotidiana”, así al menos lo explica el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos.
Aunque no es un trastorno mental que reciba mucha atención, según el mismo organismo, un 5% de los adultos sufren de este problema que aún no tiene una cura.
Un diagnóstico complejo
Como ya comentamos, identificar este problema no es fácil pues comparte síntomas con otros trastornos como la ansiedad, depresión y fobia social, pero existen detalles que los diferencian.
“Las personas con trastorno de la personalidad por evitación no pueden dejar de pensar en sus propias deficiencias. Evitan formar relaciones personales, y si lo hacen es sólo cuando creen que no serán rechazados. Para ellos, la pérdida y el rechazo son tan dolorosos que eligen estar solas en lugar de arriesgarse a tratar de conectarse con otros”, consigna la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU.
Por su parte, en la fobia social se evitan las situaciones en donde existan muchas personas como asistir a fiestas u reuniones, pero esto no los limita a las relaciones estrechas con otros.
¿Cómo identificar a una persona con trastorno de la personalidad por evitación?
Los síntomas del trastorno de la personalidad por evitación son difíciles de identificar, sin embargo, no imposible. El portal Bustle logró reunir algunos de los más comunes y a continuación te contamos cuales son:
1. Evita ir al colegio o al trabajo por la ansiedad que le provoca
Es tanto el miedo a ser rechazado o sentirse humillado, que muchas veces las personas dejan de cumplir con su deberes, especialmente en los días en que se sentirán más expuestos por tener que hablar en público o tener que compartir con los compañeros en una situación social alejada de sus labores.
2. Las relaciones íntimas son un desafío
Las personas con trastorno de la personalidad por evitación tienden a desconfiar hasta de sus más cercanos, lo que los hace sentirse inseguros. Su autoestima es tan bajo que no pueden creer que otra persona pueda admirarlos, aceptarlos o quererlos, por lo que jamás bajan la guardia con nadie.
3. Tiene un temor constante de no agradarle a gente
Mientras la mayoría de la gente puede sentir un pequeño malestar por no caerle bien a alguien, los pacientes con APD parten de la base que no le caerán bien a nadie. Además, interpretan cualquier gesto o comentario de un tercero como negativo hacia ellos, lo que los hace evitar entrar en contacto con las personas por miedo a la humillación y la critica.
4. El miedo a la vergüenza inhibe su capacidad de participar
El temor a ser humillado lo limita en todas las formas posibles de interacción humana, incluyendo las posibilidades de poder escalar en la vida laboral, quedándose donde se sientan más cómodos.
5. Auto-aborrecimiento y baja autoestima dominan sus pensamientos
Los pacientes se sienten “inferiores a los demás” y “poco atractivos”, además piensan que carecen de habilidades sociales, por lo que evitan situaciones de contacto otros.
“Esto se relaciona directamente con el miedo a que inevitablemente se avergonzará si es presionado para asistir a un evento o reunión social que le da ansiedad”, explican en el artículo.
6. Se aislan
Sus miedos a pasar una vergüenza, sentir el rechazo o el desagrado lo hacen aislarse porque lo sienten como la opción más segura. Esto, sin embargo, no es por que no deseen interactuar con otra persona, de hecho, anhelan tener oportunidad de hacerlo, pero su ansiedad es simplemente más poderosa.
Necesidad de ayuda
Vivir con el trastorno de la personalidad por evitación sin ayuda puede ser más perjudicial de lo que se podría pensar, pues la persona no sólo querrá aislarse del mundo y optar por una vida solitaria, sino que esto también la puede llevar a iniciar una adicción o incluso a la depresión.
Si crees que encajas con estos síntomas, entonces no dudes en consultar a un profesional que pueda ayudar. Si bien no existe una cura para este trastorno, sí existe formas de tratarlo para aprender a vivir con él.
Fuente: Bernardita Villa, biobiochile.cl